Gustavo Adolfo Bécquer

Este renombrado poeta español, que reflejó en sus obras su sensibilidad y las experiencias de su corta pero intensa vida, perteneciente al Romanticismo tardío, Gustavo Adolfo Bécquer, nació en Sevilla el 17 de febrero de 1836. Su padre fue José Domínguez Insausti, un pintor de cuadros, que siguió la tradición profesional familiar, que ya usaba el apellido Bécquer en la firma de sus obras; siendo su madre, Joaquina Bastida de Vargas. El matrimonio tuvo cinco hijos varones, de los cuales Gustavo Adolfo era el quinto.

Su padre fue e impulsor de su vocación por la pintura, que también heredó su querido hermano Valeriano, que se dedicó definitivamente a ese arte, pero no así nuestro poeta, pues al morir su padre, cuando Gustavo Adolfo solo tenía cinco años, sus gustos personales lo inclinaron al mundo literario, aunque incursionó unos años más en el mundo pictórico. A los 14 años fue aprendiz de pintor y estudió con su tío, Joaquín Domínguez Bastida, quien no le auguró un futuro exitoso en ese campo.

Las desgracias familiares continuaron y también murió Joaquina, su madre, cuando el pequeño tenía 10 años. Los hermanos, que se volvieron muy unidos desde entonces, fueron adoptados por sus tíos maternos.

La biblioteca de su madrina Manuela Monahay le sirvió para nutrirse de los principales referentes literarios.

En 1854 se dirigió a Madrid, abandonando los estudios de náutica cursados en Sevilla. El contexto de la época, burgués e insensible de la capital española, lo llevaron a escribir “La novia y el pantalón” y “La venta encantada”, firmando como Gustavo García, pero no fue su mejor época. Con el fin de hacer una simbiosis entre la religión la arquitectura y la historia, estudió el arte cristiano español, y publicó “Historia de los templos en España”, que quedó sin concluir pues la idea era publicar un segundo tomo. Sin embargo los conocimientos adquiridos le ayudarían con la escritura de sus “Leyendas”.

En 1855 escribe zarzuelas con amigos para poder ganar su sustento. Poco después padeció una enfermedad, donde los apremios económicos, además de los físicos, le obligaron a publicar para costear gastos, su leyenda más extensa, en el periódico “La Crónica”, llamada “El caudillo de las manos rojas”. La mayoría de sus leyendas aparecieron publicadas en “El Contemporáneo”, en “La Crónica de Ambos mundos” y en “La América, entre los años 1858 y 1864.

En 1858 pareció enamorarse de una jovencita llamada Josefina Espín, pero su hermana, la cantante de ópera Julia Espín fue quien realmente le robó el corazón y le inspiró algunas de sus rimas como “Tu pupila es azul”, aunque su amor no fue correspondido. Luego del abandono de otro amor, Elisa Guillén, que lo sumió en la congoja, contrajo enlace con Casta Esteban Navarro en 1861.

“Cartas literarias a una mujer” había aparecido en 1860 y comenzó a trabajar como redactor en el diario “El Contemporáneo”. En 1862 se convirtió en padre por primera vez con el nacimiento de Gregorio Gustavo Adolfo, naciendo su segundo hijo, Jorge, cinco años después. Su tercer hijo, Emilio Eusebio, nació a fines de 1868 en medio de rumores de infidelidad por parte de su esposa.

En 1864 había publicado “Cartas desde mi celda”, en “El Contemporáneo” donde se nuestra la belleza de la prosa, escrita durante su convalecencia en el monasterio de Veruela. Ese año su situación económica mejoró al asumir como fiscal de novelas. Esto duró hasta 1868, donde la revolución acabó con su cargo, y entonces se dirigió a Toledo, donde al haberse extraviado el primer manuscrito de las Rimas confeccionó otro. Las “Rimas” fueron incorporadas a un cuaderno que el poeta tituló “El libro de los gorriones”.

En septiembre del año 1870 retornó la tragedia familiar, pues su hermano, compañero, colaborador y amigo, Valeriano, falleció. Poco después, él mismo enferma, en un invierno muy frío, pidiendo en sus últimos días a su amigo Augusto Ferrán que publique su obra, a la presagia que luego de su muerte tendrá mayor trascendencia, pero le ordenó quemar sus cartas, pues las consideraba deshonrosas. Falleció en Madrid el 22 de diciembre de 1870, con tan solo 34 años. Los restos de ambos hermanos descansan actualmente en Sevilla.

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