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{"id":119,"date":"2011-03-08T00:12:11","date_gmt":"2011-03-08T00:12:11","guid":{"rendered":"https:\/\/www.poesia-castellana\/?page_id=119"},"modified":"2011-03-08T00:12:11","modified_gmt":"2011-03-08T00:12:11","slug":"seleccion-de-poemas-de-federico-garcia-lorca","status":"publish","type":"page","link":"https:\/\/www.poesia-castellana.com\/seleccion-de-poemas-de-federico-garcia-lorca","title":{"rendered":"Selecci\u00f3n de poemas de Federico Garc\u00eda Lorca"},"content":{"rendered":"

EL CANTO DE LA MIEL <\/strong><\/p>\n

La miel es la palabra de Cristo,
\nel oro derretido de su amor.
\nEl m\u00e1s all\u00e1 del n\u00e9ctar,
\nla momia de la luz del para\u00edso. <\/p>\n

La colmena es una estrella casta,
\npozo de \u00e1mbar que alimenta el ritmo
\nde las abejas. Seno de los campos
\ntembloroso de aromas y zumbidos. <\/p>\n

La miel es la epopeya del amor,
\nla materialidad de lo infinito.
\nAlma y sangre doliente de las flores
\ncondensada a trav\u00e9s de otro esp\u00edritu. <\/p>\n

(As\u00ed la miel del hombre es la poes\u00eda
\nque mana de su pecho dolorido,
\nde un panal con la cera del recuerdo
\nformado por la abeja de lo \u00edntimo) <\/p>\n

La miel es la buc\u00f3lica lejana
\ndel pastor, la dulzaina y el olivo,
\nhermana de la leche y las bellotas,
\nreinas supremas del dorado siglo. <\/p>\n

La miel es como el sol de la ma\u00f1ana,
\ntiene toda la gracia del est\u00edo
\ny la frescura vieja del oto\u00f1o.
\nEs la hoja marchita y es el trigo. <\/p>\n

\u00a1Oh divino licor de la humildad,
\nsereno como un verso primitivo! <\/p>\n

La armon\u00eda hecha carne t\u00fa eres,
\nel resumen genial de lo l\u00edrico.
\nEn ti duerme la melancol\u00eda,
\nel secreto del beso y del grito. <\/p>\n

Dulc\u00edsima. Dulce. Este es tu adjetivo.
\nDulce como los vientres de las hembras.
\nDulce como los ojos de los ni\u00f1os.
\nDulce como las sombras de la noche.
\nDulce como una voz. O como un lirio. <\/p>\n

Para el que lleva la pena y la lira,
\neres sol que ilumina el camino.
\nEquivales a todas las bellezas,
\nal color, a la luz, a los sonidos. <\/p>\n

\u00a1Oh! Divino licor de la esperanza,
\ndonde a la perfecci\u00f3n del equilibrio
\nllegan alma y materia en unidad
\ncomo en la hostia cuerpo y luz de Cristo. <\/p>\n

Y el alma superior es de las flores,
\n\u00a1Oh licor que esas almas has unido!
\nEl que te gusta no sabe que traga
\nun resumen dorado del lirismo. <\/p>\n

ELEG\u00cdA<\/strong><\/p>\n

Como un incensario lleno de deseos,
\npasas en la tarde luminosa y clara
\ncon la carne oscura de nardo marchito
\ny el sexo potente sobre tu mirada. <\/p>\n

Llevas en la boca tu melancol\u00eda
\nde pureza muerta, y en la dionis\u00edaca
\ncopa de tu vientre la ara\u00f1a que teje
\nel velo infecundo que cubre la entra\u00f1a
\nnunca florecida con las vivas rosas
\nfruto de los besos. <\/p>\n

En tus manos blancas
\nllevas la madeja de tus ilusiones,
\nmuertas para siempre, y sobre tu alma
\nla pasi\u00f3n hambrienta de besos de fuego
\ny tu amor de madre que sue\u00f1a lejanas
\nvisiones de cunas en ambientes quietos,
\nhilando en los labios lo azul de la nana. <\/p>\n

Como Ceres dieras tus espigas de oro
\nsi el amor dormido tu cuerpo tocara,
\ny como la virgen Mar\u00eda pudieras brotar
\nde tus senos otra v\u00eda l\u00e1ctea. <\/p>\n

Te marchitar\u00e1s como la magnolia.
\nNadie besar\u00e1 tus muslos de brasa.
\nNi a tu cabellera llegar\u00e1n los dedos
\nque la pulsen como
\nlas cuerdas de un arpa. <\/p>\n

\u00a1Oh mujer potente de \u00e9bano y de nardo!
\ncuyo aliento tiene blancor de biznagas.
\nVenus del mant\u00f3n de Manila que sabe
\ndel vino de M\u00e1laga y de la guitarra. <\/p>\n

\u00a1Oh cisne moreno! cuyo lago tiene
\nlotos de saetas, olas de naranjas
\ny espumas de rojos claveles que aroman
\nlos ni\u00f1os marchitos que hay bajo sus alas. <\/p>\n

Nadie te fecunda. M\u00e1rtir andaluza,
\ntus besos debieron ser bajo una parra
\nplenos del silencio que tiene la noche
\ny del ritmo turbio del agua estancada. <\/p>\n

Pero tus ojeras se van agrandando
\ny tu pelo negro va siendo de plata;
\ntus senos resbalan escanciando aromas
\ny empieza a curvarse tu espl\u00e9ndida espalda. <\/p>\n

\u00a1Oh mujer esbelta, maternal y ardiente!
\nVirgen dolorosa que tiene clavadas
\ntodas las estrellas del cielo profundo
\nen su coraz\u00f3n ya sin esperanza. <\/p>\n

Eres el espejo de una Andaluc\u00eda
\nque sufre pasiones gigantes y calla,
\npasiones mecidas por los abanicos
\ny por las mantillas sobre las gargantas
\nque tienen temblores de sangre, de nieve,
\ny ara\u00f1azos rojos hechos por miradas. <\/p>\n

Te vas por la niebla del oto\u00f1o, virgen
\ncomo In\u00e9s, Cecilia, y la dulce Clara,
\nsiendo una bacante que hubiera danzado
\nde p\u00e1mpanos verdes y vid coronada. <\/p>\n

La tristeza inmensa que flota en tus ojos
\nnos dice tu vida rota y fracasada,
\nla monoton\u00eda de tu ambiente pobre
\nviendo pasar gente desde tu ventana,
\noyendo la lluvia sobre la amargura
\nque tiene la vieja calle provinciana,
\nmientras que a lo lejos suenan los clamores
\nturbios y confusos de unas campanadas. <\/p>\n

Mas en vano escuchaste los acentos del aire.
\nNunca lleg\u00f3 a tus o\u00eddos la dulce serenata.
\nDetr\u00e1s de tus cristales a\u00fan miras anhelante.
\n\u00a1Qu\u00e9 tristeza tan honda tendr\u00e1s dentro del alma
\nal sentir en el pecho ya cansado y exhausto
\nla pasi\u00f3n de una ni\u00f1a reci\u00e9n enamorada! <\/p>\n

Tu cuerpo ir\u00e1 a la tumba
\nintacto de emociones.
\nSobre la oscura tierra
\nbrotar\u00e1 una alborada.
\nDe tus ojos saldr\u00e1n dos claveles sangrientos
\ny de tus senos, rosas como la nieve blancas.
\nPero tu gran tristeza se ir\u00e1 con las estrellas,
\ncomo otra estrella digna de herirlas y eclipsarlas. <\/p>\n

ALBA <\/strong><\/p>\n

Mi coraz\u00f3n oprimido
\nsiente junto a la alborada
\nel dolor de sus amores
\ny el sue\u00f1o de las distancias.
\nLa luz de la aurora lleva
\nsemillero de nostalgias
\ny la tristeza sin ojos
\nde la m\u00e9dula del alma.
\nLa gran tumba de la noche
\nsu negro velo levanta
\npara ocultar con el d\u00eda
\nla inmensa cumbre estrellada. <\/p>\n

\u00a1Qu\u00e9 har\u00e9 yo sobre estos campos
\ncogiendo nidos y ramas,
\nrodeado de la aurora
\ny llena de noche el alma!
\n\u00a1Qu\u00e9 har\u00e9 si tienes tus ojos
\nmuertos a las luces claras
\ny no ha de sentir mi carne
\nel calor de tus miradas! <\/p>\n

\u00bfPor qu\u00e9 te perd\u00ed por siempre
\nen aquella tarde clara?
\nHoy mi pecho est\u00e1 reseco
\ncomo una estrella apagada. <\/p>\n

GRANADA<\/strong><\/p>\n

Granada, calle de Elvira,
\ndonde viven las manolas,
\nlas que se van a la Alhambra,
\nlas tres y las cuatro solas.
\nUna vestida de verde,
\notra de malva, y la otra,
\nun corselete escoc\u00e9s
\ncon cintas hasta la cola. <\/p>\n

Las que van delante, garzas
\nla que va detr\u00e1s, paloma,
\nabren por las alamedas
\nmuselinas misteriosas.
\n\u00a1Ay, qu\u00e9 oscura est\u00e1 la Alhambra!
\n\u00bfAd\u00f3nde ir\u00e1n las manolas
\nmientras sufren en la umbr\u00eda
\nel surtidor y la rosa? <\/p>\n

\u00bfQu\u00e9 galanes las esperan?
\n\u00bfBajo qu\u00e9 mirto reposan?
\n\u00bfQu\u00e9 manos roban perfumes
\na sus dos flores redondas? <\/p>\n

Nadie va con ellas, nadie;
\ndos garzas y una paloma.
\nPero en el mundo hay galanes
\nque se tapan con las hojas.
\nLa catedral ha dejado
\nbronces que la brisa toma;
\nEl Genil duerme a sus bueyes
\ny el Dauro a sus mariposas. <\/p>\n

La noche viene cargada
\ncon sus colinas de sombra;
\nuna ense\u00f1a los zapatos
\nentre volantes de blonda;
\nla mayor abre sus ojos
\ny la menor los entorna. <\/p>\n

\u00bfQui\u00e9n ser\u00e1n aquellas tres
\nde alto pecho y larga cola?
\n\u00bfPor qu\u00e9 agitan los pa\u00f1uelos?
\n\u00bfAd\u00f3nde ir\u00e1n a estas horas?
\nGranada, calle de Elvira,
\ndonde viven las manolas,
\nlas que se van a la Alhambra,
\nlas tres y las cuatro solas. <\/p>\n

LLUVIA <\/strong><\/p>\n

La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
\nalgo de so\u00f1olencia resignada y amable,
\nuna m\u00fasica humilde se despierta con ella
\nque hace vibrar el alma dormida del paisaje. <\/p>\n

Es un besar azul que recibe la Tierra,
\nel mito primitivo que vuelve a realizarse.
\nEl contacto ya fr\u00edo de cielo y tierra viejos
\ncon una mansedumbre de atardecer constante. <\/p>\n

Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
\ny nos unge de esp\u00edritu santo de los mares.
\nLa que derrama vida sobre las sementeras
\ny en el alma tristeza de lo que no se sabe. <\/p>\n

La nostalgia terrible de una vida perdida,
\nel fatal sentimiento de haber nacido tarde,
\no la ilusi\u00f3n inquieta de un ma\u00f1ana imposible
\ncon la inquietud cercana del color de la carne. <\/p>\n

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
\nnuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
\npero nuestro optimismo se convierte en tristeza
\nal contemplar las gotas muertas en los cristales. <\/p>\n

Y son las gotas: ojos de infinito que miran
\nal infinito blanco que les sirvi\u00f3 de madre. <\/p>\n

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
\ny le dejan divinas heridas de diamante.
\nSon poetas del agua que han visto y que meditan
\nlo que la muchedumbre de los r\u00edos no sabe. <\/p>\n

\u00a1Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
\nlluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
\nlluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
\nla que llorosa y triste sobre las cosas caes! <\/p>\n

\u00a1Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
\nalmas de fuentes claras y humildes manantiales!
\nCuando sobre los campos desciendes lentamente
\nlas rosas de mi pecho con tus sonidos abres. <\/p>\n

El canto primitivo que dices al silencio
\ny la historia sonora que cuentas al ramaje
\nlos comenta llorando mi coraz\u00f3n desierto
\nen un negro y profundo pentagrama sin clave. <\/p>\n

Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
\ntristeza resignada de cosa irrealizable,
\ntengo en el horizonte un lucero encendido
\ny el coraz\u00f3n me impide que corra a contemplarte. <\/p>\n

\u00a1Oh lluvia silenciosa que los \u00e1rboles aman
\ny eres sobre el piano dulzura emocionante;
\ndas al alma las mismas nieblas y resonancias
\nque pones en el alma dormida del paisaje! <\/p>\n

CANCION OTO\u00d1AL <\/strong><\/p>\n

Hoy siento en el coraz\u00f3n
\nun vago temblor de estrellas,
\npero mi senda se pierde
\nen el alma de la niebla.
\nLa luz me troncha las alas
\ny el dolor de mi tristeza
\nva mojando los recuerdos
\nen la fuente de la idea. <\/p>\n

Todas las rosas son blancas,
\ntan blancas como mi pena,
\ny no son las rosas blancas,
\nque ha nevado sobre ellas.
\nAntes tuvieron el iris.
\nTambi\u00e9n sobre el alma nieva.
\nLa nieve del alma tiene
\ncopos de besos y escenas
\nque se hundieron en la sombra
\no en la luz del que las piensa. <\/p>\n

La nieve cae de las rosas,
\npero la del alma queda,
\ny la garra de los a\u00f1os
\nhace un sudario con ellas. <\/p>\n

\u00bfSe deshelar\u00e1 la nieve
\ncuando la muerte nos lleva?
\n\u00bfO despu\u00e9s habr\u00e1 otra nieve
\ny otras rosas m\u00e1s perfectas?
\n\u00bfSer\u00e1 la paz con nosotros
\ncomo Cristo nos ense\u00f1a?
\n\u00bfO nunca ser\u00e1 posible
\nla soluci\u00f3n del problema? <\/p>\n

\u00bfY si el amor nos enga\u00f1a?
\n\u00bfQui\u00e9n la vida nos alienta
\nsi el crep\u00fasculo nos hunde
\nen la verdadera ciencia
\ndel Bien que quiz\u00e1 no exista,
\ny del Mal que late cerca? <\/p>\n

\u00bfSi la esperanza se apaga
\ny la Babel se comienza,
\nqu\u00e9 antorcha iluminar\u00e1
\nlos caminos en la Tierra? <\/p>\n

\u00bfSi el azul es un ensue\u00f1o,
\nqu\u00e9 ser\u00e1 de la inocencia?
\n\u00bfQu\u00e9 ser\u00e1 del coraz\u00f3n
\nsi el Amor no tiene flechas? <\/p>\n

\u00bfY si la muerte es la muerte,
\nqu\u00e9 ser\u00e1 de los poetas
\ny de las cosas dormidas
\nque ya nadie las recuerda?
\n\u00a1Oh sol de las esperanzas!
\n\u00a1Agua clara! \u00a1Luna nueva!
\n\u00a1Corazones de los ni\u00f1os!
\n\u00a1Almas rudas de las piedras!
\nHoy siento en el coraz\u00f3n
\nun vago temblor de estrellas
\ny todas las rosas son
\ntan blancas como mi pena. <\/p>\n

ELEGIA A DO\u00d1A JUANA LA LOCA <\/strong>
\nA Melchor Fern\u00e1ndez Almagro <\/p>\n

Princesa enamorada sin ser correspondida.
\nClavel rojo en un valle profundo y desolado.
\nLa tumba que te guarda rezuma tu tristeza
\na trav\u00e9s de los ojos que ha abierto sobre el m\u00e1rmol. <\/p>\n

Eras una paloma con alma gigantesca
\ncuyo nido fue sangre del suelo castellano,
\nderramaste tu fuego sobre un c\u00e1liz de nieve
\ny al querer alentarlo tus alas se troncharon. <\/p>\n

So\u00f1abas que tu amor fuera como el infante
\nque te sigue sumiso recogiendo tu manto.
\nY en vez de flores, versos y collares de perlas,
\nte dio la Muerte rosas marchitas en un ramo. <\/p>\n

Ten\u00edas en el pecho la formidable aurora
\nde Isabel de Segura. Melibea. Tu canto,
\ncomo alondra que mira quebrarse el horizonte,
\nse torna de repente mon\u00f3tono y amargo. <\/p>\n

Y tu grito estremece los cimientos de Burgos.
\nY oprime la salmodia del coro cartujano.
\nY choca con los ecos de las lentas campanas
\nperdi\u00e9ndose en la sombra tembloroso y rasgado. <\/p>\n

Ten\u00edas la pasi\u00f3n que da el cielo de Espa\u00f1a.
\nLa pasi\u00f3n del pu\u00f1al, de la ojera y el llanto.
\n\u00a1Oh princesa divina de crep\u00fasculo rojo,
\ncon la rueca de hierro y de acero lo hilado! <\/p>\n

Nunca tuviste el nido, ni el madrigal doliente,
\nni el la\u00fad juglaresco que solloza lejano.
\nTu juglar fue un mancebo con escamas de plata
\ny un eco de trompeta su acento enamorado. <\/p>\n

Y, sin embargo, estabas para el amor formada,
\nhecha para el suspiro, el mimo y el desmayo,
\npara llorar tristeza sobre el pecho querido
\ndeshojando una rosa de olor entre los labios. <\/p>\n

Para mirar la luna bordada sobre el r\u00edo
\ny sentir la nostalgia que en s\u00ed lleva el reba\u00f1o
\ny mirar los eternos jardines de la sombra,
\n\u00a1oh princesa morena que duermes bajo el m\u00e1rmol! <\/p>\n

\u00bfTienes los ojos negros abiertos a la luz?
\nO se enredan serpientes a tus senos exhaustos…
\n\u00bfD\u00f3nde fueron tus besos lanzados a los vientos?
\n\u00bfD\u00f3nde fue la tristeza de tu amor desgraciado? <\/p>\n

En el cofre de plomo, dentro de tu esqueleto,
\ntendr\u00e1s el coraz\u00f3n partido en mil pedazos.
\nY Granada te guarda como santa reliquia,
\n\u00a1oh princesa morena que duermes bajo el m\u00e1rmol! <\/p>\n

Eloisa y Julieta fueron dos margaritas,
\npero t\u00fa fuiste un rojo clavel ensangrentado
\nque vino de la tierra dorada de Castilla
\na dormir entre nieve y ciprerales castos. <\/p>\n

Granada era tu lecho de muerte, Do\u00f1a Juana,
\nlos cipreses, tus cirios; la sierra, tu retablo.
\nUn retablo de nieve que mitigue tus ansias,
\n\u00a1con el agua que pasa junto a ti! \u00a1La del Dauro! <\/p>\n

Granada era tu lecho de muerte, Do\u00f1a Juana,
\nla de las torres viejas y del jard\u00edn callado,
\nla de la yedra muerta sobre los muros rojos,
\nla de la niebla azul y el array\u00e1n rom\u00e1ntico. <\/p>\n

Princesa enamorada y mal correspondida.
\nClavel rojo en un valle profundo y desolado.
\nLa tumba que te guarda rezuma tu tristeza
\na trav\u00e9s de los ojos que ha abierto sobre el m\u00e1rmol. <\/p>\n

SI MIS MANOS PUDIERAN DESHOJAR <\/strong><\/p>\n

Yo pronuncio tu nombre
\nen las noches oscuras,
\ncuando vienen los astros
\na beber en la luna
\ny duermen los ramajes
\nde las frondas ocultas.
\nY yo me siento hueco
\nde pasi\u00f3n y de m\u00fasica.
\nLoco reloj que canta
\nmuertas horas antiguas. <\/p>\n

Yo pronuncio tu nombre,
\nen esta noche oscura,
\ny tu nombre me suena
\nm\u00e1s lejano que nunca.
\nM\u00e1s lejano que todas las estrellas
\ny m\u00e1s doliente que la mansa lluvia. <\/p>\n

\u00bfTe querr\u00e9 como entonces
\nalguna vez? \u00bfQu\u00e9 culpa
\ntiene mi coraz\u00f3n?
\nSi la niebla se esfuma,
\n\u00bfqu\u00e9 otra pasi\u00f3n me espera?
\n\u00bfSer\u00e1 tranquila y pura?
\n\u00a1\u00a1Si mis dedos pudieran
\ndeshojar a la luna!! <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

EL CANTO DE LA MIEL La miel es la palabra de Cristo, el oro derretido de su amor. El m\u00e1s all\u00e1 del n\u00e9ctar, la momia de la luz del para\u00edso. La colmena es una estrella casta, pozo de \u00e1mbar que alimenta el ritmo de las abejas. Seno de los campos tembloroso de aromas y zumbidos. … Continue reading Selecci\u00f3n de poemas de Federico Garc\u00eda Lorca<\/span><\/a><\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"parent":0,"menu_order":0,"comment_status":"closed","ping_status":"open","template":"","meta":{"footnotes":""},"class_list":["post-119","page","type-page","status-publish","hentry"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/www.poesia-castellana.com\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/119","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/www.poesia-castellana.com\/wp-json\/wp\/v2\/pages"}],"about":[{"href":"https:\/\/www.poesia-castellana.com\/wp-json\/wp\/v2\/types\/page"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/www.poesia-castellana.com\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/www.poesia-castellana.com\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=119"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/www.poesia-castellana.com\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/119\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":123,"href":"https:\/\/www.poesia-castellana.com\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/119\/revisions\/123"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/www.poesia-castellana.com\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=119"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}